A propósito de la Iconofagia
Antropofagia (impura): Imágenes devoran cuerpos
La imagen predominante: La Mina. La devoración comenzó mucho tiempo antes del traslado, solo que ahora
fue en otro lenguaje, mas violento, legibilizado, discursivo y visual.
Cada una de ellas, refleja el sentido voraz de este tercer grado iconofágico; se nos presenta de diversas maneras, para obstaculizar nuestro sentido de orientación, nublando el sentido ontológico que tiene cada una de ellas en la conformación del imaginario local y la memoria colectiva.
La mina, la factoría de las imágenes artificiosas que desplazaron nuestra percepción hacia el sentido de distancia, fue la que propago rápidamente la deglución de los cuerpos locales, que iban quedando bajo los pies de la mina.
Cuerpos y formas que se erigen como estructuras de resistencia física y simbólica, a no morir, al igual que la imagen.
La imagen desoladora del traslado, el avance de los botaderos, sondeos de maquinas retroexcavadoras, cercamientos de barrios y rutas, invasión de constantes mojoneos de la mina, devoraron los cuerpos edilicios, el tejido social, las identidades, fraccionando poco a poco las superficies informativas percibidas, abstraídas, vividas. Imágenes que claramente fueron parte de la iconofagia local.
La mina nos icono-comió, devoró todo a su paso, la devastación fue total. Nos sigue comiendo, pese a la distancia; aún somos presos de su poderosa imagen.
Parte de su plan “Toponegligente”, esta aún re-territorializando el imaginario local en el nuevo entramado social que es la Nueva Calama, fabricando una nueva emocionalidad que desplaza el sentido profundo de perdida, de pertenencia.
Este es el grado que articula toda fagia precedente , puesto que engloba el sentido último de la era iconofágica de este tiempo.
En el caso local, aún este grado está gestándose, replicando la imagen única de la antropofagia local/nacional como es la industria minera del Cobre, que pronto nos deglutirá.
El proceso ya comenzó y está en marcha.

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